Un rescate que dió vida a un hotel para perros en Chile
La trágica llegada de Milo con un final más que feliz
El sueño de tener un perrito
Todo partió en septiembre de 2015 cuando adopté a Milo, pero me iré más atrás, desde que vivía en Venezuela tenía el gran anhelo de tener un perrito, mis padres vivían separados y yo viajaba a visitar a la familia de mi papá, con ellos me crié con la presencia de perros y gatos por lo que ir de vacaciones era increíble.
Al migrar a Chile uno de mis grandes sueños era tener un perrito, ya que viviendo con mi mamá no pude tenerlo, siempre me incliné por los chihuahuas y los chatos (bulldogs, pugs, boxer) sin tener idea de la cantidad de enfermedades asociadas que podrían tener, desde dificultades para respirar, problemas en la piel hasta problemas en la columna.

Como recién iba emigrando al país empecé a participar de voluntaria en el Centro de Rescate Canino, Ñuñoa, como era nueva solo me asignaron la tarea de paseos, nos mostraban los perritos que estaban disponibles para adopción y según el tamaño y fuerza de la persona te asignaban uno para que este no te paseara a ti.
Solo logré ir como 3 o 4 veces al centro ya que simultáneamente empecé a seguir grupos en Facebook de adopciones, frenchies, chihuahuas, etc.
El rescate de Milito: Un antes y un después

Un día, en el grupo de Frenchies Club Chile, me encuentro una publicación que estaban regalando un Bulldog Francés Blanco, lo tenían en un criadero y lo regalaban porque el pobre quedó sin poder caminar.
Este perrito tenía más de un mes así y al criador ya no le funcionaba para procrear, a esto me refiero con cruzarlos para tener crías y venderlas a costos exorbitantes por ser de “raza”.
Con una de las fundadoras del grupo nos pusimos de acuerdo y fuimos a buscarlo, en La Pintana, una zona terrible, aun recuerdo la casa completamente cerrada donde no se veía nada hacia adentro.
Al llegar nos recibe un hombre bien amable y nos hace caminar por una zona de la casa donde no se veía nada pero se sentía que había otros perritos.
Caminando unos 20 metros más, en un espacio oscuro en una jaula donde estaba Milito, solo, con una casita para “perro”, el piso lleno de aserrín para que absorbiera el pipí que botaba, muy asustado sin saber lo que pasaba, con sus patitas rotas que casi se le veían los huesitos, muy desnutrido y sucio.
No hacía más que contenerme las ganas de llorar, tenía una mezcla de sentimientos: tristeza e impotencia de verlo en esa situación, asustado y en ese estado de salud ajena a saber cómo funcionaban los criaderos y mucho menos por todo lo que los perritos pasaban pero sobre todo feliz porque desde ese día su vida iba a cambiar completamente.
Tome a Milito cargado, también sin saber cómo debía hacerlo, en ese momento la verdad no sabía quién estaba más nervioso o quien temblaba más, si él o yo.
No tenía ni idea en lo que me estaba metiendo, pero para mi era imposible dejarlo en esa situación. Muy atenta a sus reacciones, ya que no sabía si algo le dolía, si por miedo iba a querer morder, pero a pesar de todo él fue un angelito, se portó increíble y solo estaba asustado.
El criador la verdad nunca se portó mal, nos dio todos los papeles de Milito, estaba registrado ya que era de “raza pura” su nombre era BULLCAN nos entregó todo, tenía vacunas, desparasitación y todo al día.
Ese primer día fue abrumador, todo me preocupaba, no sabía si él estaba bien, a pesar de haber convivido con perritos siempre, nunca había pasado por esa situación.
El desafío de cuidar a un perrito especial

Llegamos a mi departamento a calmarnos un poco, coordinar con Cynthia, la chica del grupo, para que nos orientara qué hacer, le limpiamos sus patitas, vimos para comprar pañales y todas las cositas que íbamos a ir necesitando para el.
Toda la primera semana fue de adaptación, junto con mi pareja nos fuimos turnando para no dejarlo solo, yo trabajaba horario de oficina cerca de casa y podía salir a mediodía para almorzar, así que me iba a casa a verlo, por lo que Milito quedaba poco tiempo solo. Como él aún estaba un poco asustado y adaptándose no quería dejarlo solo en ningún momento.
Esa semana la pasamos entre visitas a los médicos para ir entendiendo qué fue lo que le pasó, el porqué dejó de caminar y cómo poder ayudarlo a recuperarse.
Me tomó un mes armarme de valor para poder hacer los vaciados de vejiga, pensaba que le dolía o que lo estaría haciendo mal, lo apretaba donde nos indicaron los médicos y no le salía el pipí, hasta que después de intentarlo varias veces lo lograba sin problema.
En todos los perritos es diferente dónde está la posición de la vejiga, algunos son más sensibles y les molesta estar acostados, pero Milito se portaba increíble, se dejaba hacer de todo. (Hoy en día 9 años después, tengo un Doctorado en Vaciados de vejiga).
La primera separación: confiar en otros
Muy asustada con todo el nuevo comienzo olvidé por completo que un mes después tenía un viaje programado a Brasil y que por las necesidades de Milo no iba a ser tan fácil que cualquiera lo cuidara.
No quería hacer el viaje, no quería dejarlo, pero afortunadamente logré coordinar con varios cercanos para que se quedaran con él y le pudiesen hacer sus cambios de pañales, vaciados y pasar la noche con él, me estaban reportando en cada cambio de turno y como pasaba la noche, así yo podía disfrutar mi viaje “tranquila”.

Esa primera experiencia de tener que alejarme de él fue sumamente estresante, sabía muy poco de su condición, de sus necesidades, tenía solo un mes conmigo y ya tenía que dejarlo 5 días, no era mucho, pero para mi se sentía una eternidad.
Así que partiendo por ahí, hoy en día luego de casi 10 años con un hotel para perros entiendo perfectamente lo que sientes al momento de viajar o tener que dejar a tu pequeño algunos días.
Nace BigMama: un hotel para perros con necesidades especiales

Un año después de tener a Milito conmigo, entender todas las necesidades que tenía me di cuenta que todo aquello que yo estaba viviendo, otros papis de perritos estarían pasando lo mismo y nace BigMama Senior Dog Hotel, un hotel para perros mayores y con necesidades especiales.
¿Te gustaría confiar el cuidado de tu perrito viejito o especial en manos que realmente entienden lo que significa?
Nuestro Instagram Escríbenos a WhatsApp